Desde su accidente de moto, el único deseo de Débora ha sido volver a tener una vida independiente y poder seguir trabajando en sus proyectos. Débora afrontó la situación que le cambió la vida con gran determinación y pronto comenzó a practicar el vaciado de su vejiga con el CI (cateterismo intermitente), y la ITA (irrigación transanal). Débora nos cuenta en este artículo su experiencia y cómo logró dar un vuelco a su vida.
En 2016, Débora sufrió un accidente de moto que le provocó daños en dos vértebras, un hecho que cambió su vida de manera repentina y radical.
Me desperté en Motta di Livenza, en reanimación. Desde el principio dejé de pensar en cómo era antes; mi único pensamiento fue seguir adelante y nunca perder la fe ni desmoralizarme. No tuve dificultad en pedir ayuda cuando la necesité, al contrario; se volvió algo normal, como si siempre hubiera sido así.
Durante su estancia, nunca dejó de hacer planes de cara al futuro:
Mientras estaba en la cama del hospital, la televisión estaba transmitiendo un programa especial sobre Australia y dije: 'Doctor, ahí es donde iré en mi próximo viaje. Quiero volver a viajar '.
Desde el principio, Débora se dedicó incondicionalmente a su rehabilitación. Aunque le supuso un gran esfuerzo, día tras día logró hacer nuevos avances y siempre tuvo en mente que su objetivo final, era volver a tener una vida independiente. Enseguida comenzó a practicar el cateterismo intermitente y luego la ITA, para volverse aún más autónoma. Débora nos cuenta los detalles del proceso:
Junto a las enfermeras del departamento y la especialista de producto, Fabiola, comenzamos a probar la ITA, una innovadora solución terapéutica que implica el uso de una unidad de control electrónico.
Al principio no fue fácil, tenía que hacerlo cada 2 días, pero no era suficiente, no conseguía vaciar mi intestino por completo. El manejo intestinal era difícil y decidí rendirme. Hablé con el médico sobre ello y no aprobó que abandonara la terapia, haciéndome entender que se necesita un tiempo para encontrar la rutina intestinal adecuada. También la especialista de producto, que me apoyaba constantemente (especialmente durante los primeros meses), me recomendó continuar y me explicó que el primer período es decisivo para que el intestino se adapte y que muchas personas, encuentran las mismas dificultades al principio. Así que decidí volver a intentarlo, pero esta vez escuchando las necesidades de mi cuerpo. Posteriormente, comencé a hacerlo todos los días y eso marcó sin duda el punto de inflexión. Ahora, todas las mañanas, después del desayuno, uso el dispositivo para la ITA y no quiero estar sin ella. Gracias a ello, sé que aguantaré todo el día sin tener que preocuparme de que tener un episodio embarazoso.
Me gustaría enviar un mensaje a todas aquellas personas que van a someterse a esta terapia por primera vez: no hay que tener miedo ni desanimarse. Al principio, no podía expulsar el agua, o se me salía el globo, o no podía evacuar. Ahora todo se ha vuelto automático y sería impensable no utilizarlo. También intenté usar la ITA con un dispositivo manual, pero me sentí menos segura. Confío en el sistema electrónico, porque si hago algo de forma incorrecta, el sistema se detiene automáticamente. Una última cosa muy importante: no hay que tener miedo a preguntar a los especialistas, siempre están disponibles para ofrecer su apoyo.
Débora aún tiene que contarnos cómo logró hacer realidad sus planes de viaje:
Todavía no he estado en Australia, en enero preferimos disfrutar del calor de las Maldivas. ¡Pero iremos seguro!