La incontinencia es un problema común que interfiere en numerosos aspectos de la vida diaria, como el descanso, el desempeño de la actividad laboral, las actividades de ocio y las relaciones sociales. Para mejorar la calidad de vida, tanto de la persona con incontinencia como de sus cuidadores1, es importante conocer algunas recomendaciones que ayuden a sobrellevarla.
La incontinencia es un desafío exigente en la vida de las personas que la sufren, pero también es una cuestión difícil de gestionar para quienes conviven con ellas. Nadie está preparado para el momento en el que un ser querido no puede llegar al baño a tiempo, o tiene pérdidas al estornudar, toser o reír, ni tampoco para afrontar ciertas condiciones en las que alguna discapacidad física o psíquica le impide orinar o defecar con normalidad2,3. Sin embargo, como familiares o cuidadores, nuestra actitud puede ser de gran ayuda para la persona afectada y contribuir, al mismo tiempo, a que la vida en familia se vea lo menos alterada posible2,3.
La comunicación es crucial. Debes hablar con la persona con incontinencia de una manera calmada, comprensiva y honesta acerca de cómo esta circunstancia os está afectando a todos, de sus necesidades y de tu capacidad para brindarle la mejor atención posible2,3. Uno de los principales problemas a los que deberéis enfrentaros es a la vergüenza. El control del intestino y la vejiga está asociado con la privacidad, la autoestima y la dignidad de una persona, por lo que la pérdida de su control se relaciona con sentimientos de incompetencia personal y vergüenza4. La persona con incontinencia podrá sentirse avergonzada e insegura, lo que a largo plazo conduce a la evitación de los contactos sociales y posiblemente a la depresión y el aislamiento5. Hazle sentir tu apoyo, busca su complicidad y convéncela de la importancia de pedir consejo profesional para el día a día. Esto puede facilitar la aceptación2,3.
Si debes cuidar a la persona con incontinencia y esta tiene una condición mental o cognitiva como la demencia que le impide comprender la situación, hay que recurrir a ayuda profesional para aprender herramientas útiles para el cuidado. Si, por el contrario, es consciente de su incontinencia, los sentimientos de vergüenza e inseguridad se intensificarán, y es posible que también tú los experimentes por invadir su intimidad. Es difícil ser responsable de cuidar a alguien, como, por ejemplo, nuestros padres, de una manera tan personal y, a menudo, invasiva. Puede ser incómodo tener que ver, tocar y cuidar sus zonas íntimas, más aún si la persona que recibe el cuidado es del sexo opuesto4. Hablarlo con familiares, amigos o profesionales que te apoyen puede ser útil, así como valorar la ayuda de un trabajador de atención domiciliaria.
4 consejos básicos para cuidadores de personas con incontinencia
Además de una comunicación lo más abierta y sincera posible, existen algunas recomendaciones generales que debes tener en cuenta si vas a cuidar de una persona con incontinencia2,3:
- Ten en cuenta tus limitaciones físicas: es importante que reconozcas tus limitaciones físicas, empezando por la falta de fuerza para mover a una persona o ayudarla a levantarse de la cama, ya que una mala actuación puede provocarte lesiones. La falta de sueño que resulta de levantarse varias veces durante la noche también afectará sin duda a tu funcionamiento y a tu capacidad para afrontar el día siguiente. Por eso, debes asegurarte de que un profesional te enseñe cómo mover con seguridad a una persona con movilidad limitada, si es el caso, y hablar con un experto sobre las medidas más adecuadas para tu familiar y para ti.
- Procura mantener una buena higiene: una buena higiene es fundamental tanto para mantener en buen estado la piel como para evitar olores desagradables. El uso de las sondas adecuadas, el cambio frecuente de pañales y absorbentes y el lavado regular de las zonas íntimas ayudará a mantener la piel sana y reducirá los problemas de olor, lo que es positivo tanto para la persona con incontinencia como para los que conviven con ella.
- Planifica las salidas: a la hora de salir de casa, es fundamental una buena planificación. Salir con alguien que sufre de incontinencia requiere una planificación avanzada. Debes tener preparada una bolsa con todo lo que podáis necesitar, como sondas, pañales, toallitas húmedas, guantes, ropa interior de recambio y cualquier otro material que consideres necesario. No olvides incluir un par de bolsas de plástico para guardar los productos sucios.
- Cuídate también tú. Como cuidador/a, también es esencial que aprendas a cuidarte. La carga de trabajo adicional que representa convivir con una persona con incontinencia o cuidarla puede generarte estrés, ansiedad o frustración. En ocasiones, contratar ayuda puede aliviar un poco la tensión del cuidador.
En este camino habrá días más llevaderos y otros más complicados, pero la clave está en intentar que el cuidado de la incontinencia sea lo más natural posible. Expresar los sentimientos a menudo y buscar apoyos de confianza os facilitará las cosas tanto a ti, como familiar/cuidador, como a la persona con incontinencia.
Bibliografía
- López Hernández C, Gadea Uribarri B, Barreu Fau C, Hernando Alonso C, Aznar Sanz DA, Pinilla Varona L. Impacto en la calidad de vida en personas con incontinencia urinaria. Revista Sanitaria de Investigación. 2021; 2 (10).
- Living with Incontinence: Social and Emotional Challenges. https://www.caregiver.org/resource/living-incontinence-social-and-emotional-challenges/
- Caring for Someone with Incontinence: Emotional and Social Issues. https://www.caregiver.org/resource/caring-someone-incontinence-emotional-and-social-issues/
- Tseng CN, Huang GS, Yu PJ, Lou MF. A Qualitative Study of Family Caregiver Experiences of Managing Incontinence in Stroke Survivors. PlosOne. 2015; 10(6): e0129540.
- Debus G, Kästner R. Psychosomatic Aspects of Urinary Incontinence in Women. Geburtshilfe Frauenheilkd. 2015;75(2):165-169.